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Reparar la representación proporcional en México, una cirugía menor

Reparar la representación proporcional en México, una cirugía menor

por Raúl Rojas | Abr 27, 2024 | Espejo, No. 9 Matemáticas Electorales

México tiene un sistema de representación mixto en la Cámara de Diputados: por un lado, se eligen 300 legisladores para cada uno de los 300 distritos en los que se divide el país; se trata de los llamados uninominales. Por otro lado, se asignan 200 escaños extra, denominados plurinominales, para hacer corresponder el número total de diputados por partido con la proporción de votos obtenidos por cada uno de ellos.

El problema con los diputados que se eligen por distrito es que un partido con, digamos, 40% de los votos, puede obtener un número muy alto de escaños uninominales. Por ejemplo, en 1998 el Partido Revolucionario Institucional (PRI) ganó 235 distritos (78% de las diputaciones uninominales) con 49.2% de los votos. Esa desproporción se da siempre que hay un instituto político con más del 35% de la votación, mientras que el sufragio para el resto de los partidos, se fragmenta. Una posible solución sería una segunda vuelta electoral, como en Francia.

En México, la Cámara de Diputados se conforma por 300 uninominales y 200 plurinominales.

Sin embargo, en México no hay segunda vuelta electoral de manera que, a lo largo de las diversas reformas políticas, se introdujeron los diputados plurinominales y su número actual (200) para tratar de corregir el desbalance que provoca la elección por distritos electorales. Sería teóricamente posible, incluso, que un partido que tiene 40% de los votos ganara los 300 distritos electorales, si el voto de la oposición se fragmentara entre muchos partidos pequeños.

Asignación de diputados plurinominales en México

Podemos explicar con un ejemplo cómo es que se asignan los diputados plurinominales en México. Supongamos que tenemos tres partidos, llamados A, B y C, que obtienen cada uno el 40%, 30% y 30% de los votos emitidos. Pero en los 300 distritos electorales el partido A obtiene 200 diputados, mientras que B obtiene 60, y C gana 40 diputados. La Tabla 1 resume la situación con cero diputados plurinominales. Como se puede ver, el partido A tiene sobrerrepresentación ya que con 40% de los votos recibe 66.6% de los 300 diputados. Los partidos B y C, por el contrario, están subrepresentados.

Si ahora consideramos agregar 200 diputados plurinominales, la ley electoral vigente dice que se deben distribuir entre los partidos de acuerdo con sus porcentajes de votación. Hay una complicación adicional: los 200 diputados se reparten en cinco circunscripciones electorales en México, pero en lo que sigue nos abstraemos de eso, que al final es un detalle y complicación innecesaria. El 40% de los 200 diputados mencionados se traduce en 80 diputados, mientras que el 30% en 60, de manera que, al distribuir preliminarmente los diputados plurinominales entre los partidos, obtenemos los totales mostrados en la Tabla 2.

Como se puede observar, ahora el partido A tiene 56% de los diputados, mientras que B y C han aumentado sus porcentajes respectivos a 24% y 20%. Pero B y C siguen teniendo una clara subrepresentación, mientras que A está ampliamente sobrerrepresentado.

Otro precepto de la ley electoral dice que ningún partido puede tener más del 8% de sobrerrepresentación. Es decir, el partido A, que ya tiene 200 diputados uninominales, no puede recibir más de 40 diputados plurinominales, ya que con 240 diputados en total tiene 48% de la Cámara con el 40% de la votación. Hacemos el ajuste respectivo, asignando solo 40 de los 200 diputados uninominales al partido A. Los 160 restantes se reparten por igual entre B y C, es decir, 80 diputados por partido. La situación final es la mostrada en la Tabla 3.

La tabla muestra que con 240 diputados el partido A domina 48% de la Cámara, mientras que los partidos B y C siguen estando subrepresentados, pero en menor proporción que antes.

Por diseño,el sistema electoral mexicano (para la Cámara de Diputados) favorece al partido más grande. La idea subyacente es lo que los gobiernos del PRI llamaban la “gobernabilidad”, es decir, hacer posible que el partido más grande pudiera tener mayoría en la Cámara de Diputados, aunque únicamente tuviera entre 35% y 40% de los votos. Los ideólogos del PRI pensaban que su partido sería mayoritario para siempre.

Se introdujeron los diputados plurinominales para tratar de corregir el desbalance que provoca la elección por distritos electorales.

Reparación con cirugía menor

Para avanzar hacia una verdadera representación proporcional de los partidos en la Cámara de Diputados hay que modificar dos cosas: a) evitar que un partido “transfiera” diputados a otro a través de coaliciones (ver detalles en la contribución de Ciro Murayama para este número), y b) modificar el cálculo de los diputados plurinominales. Aquí abordaremos el problema (b), suponiendo que se ha evitado que los partidos se transfieran votos entre sí y que el porcentaje de votos por partido refleja la realidad electoral.

La modificación que necesita la ley electoral para mejorar el cálculo de representación proporcional es verdaderamente sencilla: se debe calcular el número de diputados por partido de acuerdo con los 500 diputados en la Cámara. Siguiendo con nuestro ejemplo de los partidos A, B y C con 40%, 30% y 30% de los votos, respectivamente, obtendremos lo que sigue.

Si el partido A tiene 200 diputados uninominales, ya no le tocan plurinominales, pues tiene 40% de la Cámara de 500 (su porcentaje de votación). Con 30% de los votos, los partidos B y C deben tener 150 diputados (30% de 500), para lo cual se les reparte los 200 diputados plurinominales de la manera mostrada en la Tabla 4, es decir, 90 plurinominales para B, para completar de 60 diputados a 150, y 110 para C, para completar de 40 a 150 diputados. Con esa distribución, todos los partidos tienen el número exacto de diputados en la Cámara que corresponde a su porcentaje de votos.

En este ejemplo es posible distribuir los diputados plurinominales de manera perfecta. Puede haber casos en los que 200 diputados plurinominales no alcancen para corregir el desequilibrio de los distritos. Por ejemplo, si un partido gana los 300 distritos electorales con 40% de los votos, tendría un 60% de la Cámara. No hay manera de disminuir esa sobrerrepresentación ni con la ley electoral actual, ni con la modificación que aquí proponemos.

Pero se trata de hacer el mejor esfuerzo posible, y eso es lo que sucede al considerar al conjunto de la Cámara, con sus 500 diputados, y no solo a los 200 diputados plurinominales.

Como ejemplo final veamos lo que sucedería si los partidos A, B y C obtienen, con el 40%, 30% y 30% de los votos, el número de distritos uninominales mostrado en la Tabla 5 (210, 70 y 20). La parte izquierda muestra el cálculo con la legislación vigente y la parte derecha el cálculo con la modificación aquí propuesta.

Como se puede ver, con el cálculo actual el partido A obtiene 8% de sobrerrepresentación, mientras que C está muy subrepresentado. Con el cálculo modificado, el partido A obtiene 2% de sobrerrepresentación, mientras que B y C tienen únicamente 1% de subrepresentación cada uno.

La ley electoral dice que ningún partido puede tener más del 8% de sobrerrepresentación.

En México se ha propuesto eliminar a los diputados plurinominales. Lo que debemos hacer es asignarlos de una manera más inteligente, para que el porcentaje de diputados en la Cámara corresponda de forma más precisa con el porcentaje de votos obtenido por cada partido.

La modificación aquí propuesta es meramente algorítmica y no cuesta nada, es una mejora que equivale a “cirugía menor” del sistema electoral y vuelve superfluo el contabilizar votos por coaliciones. Pero es un cambio que representaría un enorme avance democrático para México.

Raúl Rojas

Universidad Libre de Berlín

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