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El legado y lucha de Beatriz Xoconostle: ciencia, convicción y resistencia

El legado y lucha de Beatriz Xoconostle: ciencia, convicción y resistencia

por Emiliano Cassani | Abr 26, 2025 | No. 14 Mujeres que transforman la ciencia, Translúcido

Desde sus primeros años, Beatriz Xoconostle Cázares supo que su pasión por la ciencia la llevaría a desafiar límites y superar barreras. Creciendo en una familia donde la equidad era un principio fundamental, tuvo la oportunidad de desarrollar sus habilidades con libertad y apoyo. Su curiosidad y disciplina la llevaron a especializarse en biotecnología, un campo donde destacó rápidamente gracias a su talento y dedicación.

Esa capacidad la ha llevado a realizar estancias posdoctorales y sabáticas en diferentes países. Ha publicado más de 150 artículos científicos, escrito dos libros y más de cinco capítulos de libros. Además, cuenta con 18 patentes otorgadas.

Su motivación siempre ha sido que la ciencia tenga un impacto tangible en la vida de las personas.

Durante sus estudios de posgrado en el extranjero se enfrentó al “techo de cristal” y a uno de sus primeros retos profesionales: al buscar una beca, le ofrecieron una sola para su esposo, asumiendo que ella podría depender de él. Sin embargo, su talento habló por sí mismo y, tras demostrar su capacidad en el laboratorio del doctor William J. Lucas en la Universidad de California, obtuvo su propia beca. Este episodio fue un recordatorio temprano de las dificultades que enfrentan las mujeres en la ciencia, pero también de la importancia de la perseverancia.

Beatriz Xoconostle. Crédito de fotografía: Cinvestav

Su trayectoria está marcada por importantes contribuciones a la investigación científica, con publicaciones en las revistas más prestigiosas del mundo. Recientemente ha estudiado la evolución de los patógenos en los cultivos, incluyendo el sorprendente hallazgo de un virus de la rabia cuyo genoma se partió en dos y comenzó a infectar árboles de cítricos. Para ella, mantenerse actualizada y en constante aprendizaje no es una opción, sino una obligación para poder formar nuevas generaciones de científicos.

Más allá del laboratorio, su compromiso con la sociedad la llevó a buscar formas en las que su conocimiento pudiera beneficiar directamente a la población. Junto con su esposo, también investigador, presentó proyectos a distintas dependencias gubernamentales con la intención de aplicar su trabajo en la mejora de políticas públicas en ciencia y tecnología. Su motivación siempre ha sido que la ciencia tenga un impacto tangible en la vida de las personas.

Una pesadilla personal y profesional

Pero la ciencia, en lugar de ser un espacio de crecimiento y colaboración, se convirtió en una trinchera de lucha el sexenio pasado. La doctora Xoconostle fue una de las científicas afectadas por la persecución desde el gobierno hacia algunos miembros de la comunidad académica, bajo acusaciones infundadas y con un proceso sin garantías. Su labor como directora del Centro de Investigación Científica de Yucatán (CICY) fue truncada abruptamente, dejándola en una situación de incertidumbre absoluta.

Las científicas deben construir redes de apoyo para enfrentar las barreras de género que persisten.

Más allá del daño profesional, el costo personal fue devastador. Fotografías de su hogar y de sus hijos menores fueron tomadas sin su consentimiento, en un intento de intimidación. La angustia de saberse vulnerable fue una experiencia aterradora, acentuada por el abandono de su propia institución y el miedo de sus colegas de acercarse a ella por temor a represalias. “Lo primero que me vino a la mente fue mi familia, el Estado le arrebató la tranquilidad a mis hijos, quienes ahora eran vistos como los hijos de una delincuente. Mi único delito ha sido entregarle todo mi esfuerzo y mi conocimiento a mi país”, recuerda con pesar.

Cuando los agentes llegaron a su casa para intimidar, su mente se nubló por unos segundos. Se preguntó si se trataba de un mal sueño o si realmente la ciencia, su pasión, se había convertido en su condena. Las noches siguientes fueron interminables. El insomnio se convirtió en su nueva normalidad. Cada sombra detrás de la ventana parecía una amenaza, cada llamada desconocida, un nuevo golpe. Lo que más dolía era la traición de un país que siempre soñó con fortalecer. “Entregué mi vida a la ciencia mexicana. Y en un instante, el mismo país al que serví me volteó la espalda”.

Una batalla por la libertad científica

La doctora Xoconostle lamenta que el sexenio pasado haya significado un retroceso en el desarrollo científico del país. “Cuando escuché el discurso de ‘primero los pobres’, en verdad lo creí. Pero con el tiempo vi que era un discurso armado desde el resentimiento, que dividió a la sociedad y atacó injustamente a los científicos. Nosotros, quienes hemos trabajado día y noche para que México avance, fuimos convertidos en enemigos del Estado”.

“Si algo nos caracteriza a los investigadores es que no nos rendimos”.

La comunidad académica, dice, debe mantenerse unida. La investigación científica debe hacerse libre de presiones ideológicas y políticas, en un espacio donde las decisiones se tomen con base en evidencia. También cree que es fundamental que las científicas construyan redes de apoyo para enfrentar las barreras de género que persisten en el ámbito académico.

A pesar de todo, la doctora Xoconostle sigue adelante. Mantiene la esperanza de que en el futuro se haga justicia y que su historia sirva de lección para que la comunidad científica en México nunca vuelva a ser objeto de persecución política. “Yo sé quién soy: orgullosamente una científica mexicana, comprometida con la verdad y la formación de nuevas generaciones. Y si algo nos caracteriza a los investigadores es que no nos rendimos. No importa cuántas veces nos intenten callar, la ciencia seguirá hablando”.

La doctora Xoconostle en su laboratorio. Crédito de fotografía: Cinvestav

Hoy en día, la doctora Beatriz Xoconostle ha regresado a la institución que ha sido su hogar académico por más de dos décadas: el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados del Instituto Politécnico Nacional (Cinvestav) en la Ciudad de México, donde desarrolla proyectos que amplían el conocimiento en biotecnología. Además, sigue formando nuevas generaciones de científicos en programas de posgrado, transmitiendo no solo su conocimiento, sino también la resiliencia y el compromiso que han marcado su trayectoria. Su regreso simboliza la perseverancia ante la adversidad, y también la firme convicción de que la ciencia debe mantenerse libre, crítica y al servicio del país.

Emiliano Cassani
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