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Vivir en México e intentar salvar el mundo

Vivir en México e intentar salvar el mundo

por Emiliano Cassani | Dic 7, 2024 | No. 13 Biotecnología, Translúcido

Los plásticos, derivados en su mayoría del petróleo, se han convertido en materiales indispensables por su versatilidad y bajo costo. Desafortunadamente, los envases y empaques de un solo uso han fomentado una cultura de desecho masivo. En México, cada habitante descarta unas 200 botellas de PET al año, lo que refleja la magnitud del problema.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en el país se generan casi dos millones de kilos de basura plástica diariamente, cifra alarmante cuando se alberga 12% de la biodiversidad mundial (Plásticos en los océanos, INCyTU, 2019).

Gestionar estos residuos es un desafío. Aunque se promueven estrategias como las 3R’s (reducir, reutilizar y reciclar), el reciclaje enfrenta obstáculos como la falta de recolección diferenciada y la baja participación ciudadana. Datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) revelan que en 56.4% de los hogares no se separa la basura, en parte por desinformación o desinterés. En comunidades rurales e indígenas la situación es aún más crítica debido a la limitada infraestructura y apoyo gubernamental.

Los envases y empaques de un solo uso han fomentado una cultura de desecho masivo.

Por otro lado, México no cuenta con una legislación federal respecto al uso del plástico, y la legislación actual para el manejo de residuos es insuficiente (NOM-083-SEMARNAT-2003). De acuerdo con el documento Legislaciones estatales para los plásticos de un solo uso en México: ¿Qué sectores están incluidos? (UNAM, 2024), en nuestro país, 29 de las 32 entidades federativas ya contemplan regulaciones para plásticos de un solo uso  en sus legislaciones; solo faltan Jalisco, Tlaxcala y el Estado de México.

Estas condiciones dificultan la reincorporación de los plásticos al ciclo productivo bajo esquemas sostenibles. México debe proteger su riqueza natural y evitar que la contaminación por plásticos la siga poniendo en riesgo.

Nuevas técnicas para reciclar 

El reciclaje mecánico de plásticos es ampliamente utilizado para recuperar y reutilizar polímeros posconsumo e industriales. Consiste en clasificar los residuos plásticos según su tipo, para luego someterlos a etapas físicas como la fundición. Durante este tratamiento, las propiedades iniciales del material se mantienen, lo que permite fabricar nuevos productos sin modificar la composición química del plástico original.

El polietileno (PE), el polipropileno (PP) y el tereftalato de polietileno (PET) son plásticos que se benefician de este método. Sin embargo, cada ciclo de reciclaje puede acortar las cadenas moleculares del plástico, lo que afecta su capacidad para ser reutilizado en ciertas aplicaciones, como la fabricación de botellas.

En México, cada habitante descarta unas 200 botellas de PET al año.

Para enfrentar esta limitación, investigadores trabajan en el desarrollo de tecnologías que descomponen completamente las cadenas moleculares dañadas, permitiendo su reconstrucción desde los elementos básicos. Este avance permitiría incluso que los residuos inservibles para la industria se reincorporen como materias primas de alta calidad, fomentando una verdadera economía circular.

Break Pet, empresa biotecnológica revolucionaria

En entrevista para Obsidiana, el doctor Daniel Eduardo Rodríguez Chamorro, director general de Break Pet, confiesa que lo tiene claro: la misión de Break Pet será salvar el mundo. La compañía surgió en nuestro país con la visión de ser una empresa líder en reciclaje químico, para lo cual ha desarrollado una innovadora solución que permite combatir la contaminación por plásticos mediante un método de reciclaje enzimático. Este proceso utiliza a las enzimas, moléculas responsables de acelerar las reacciones químicas en los seres vivos, para descomponer el PET en sus componentes básicos.

El PET es un material reciente en el ambiente, y la naturaleza aún no ha desarrollado mecanismos eficientes para su degradación, pero los investigadores han identificado y mejorado enzimas que pueden despolimerizar este plástico de manera rápida y estable.

Break Pet resuelve un desafío global desde la innovación científica y tecnológica.

Break Pet ha llevado esta tecnología un paso más allá, pues aplica ingeniería enzimática para aumentar tanto la velocidad como la eficiencia del proceso. Gracias a estas mejoras, han creado un sistema semiindustrial continuo capaz de descomponer 50% del PET en tan solo ocho horas.

Este avance representa un hito en la gestión de residuos plásticos, ya que permite procesar materiales que las tecnologías convencionales de reciclaje no pueden manejar, transformándolos en materias primas vírgenes listas para ser reutilizadas. Además, estos procesos biotecnológicos son inocuos y muy eficientes en el uso de energía.

Con esta tecnología, la empresa no solo propone una solución rentable y sostenible al problema de la contaminación plástica, sino que también contribuye al desarrollo de una economía circular. Al recircular el PET, se reduce la necesidad de producir nuevos plásticos a partir de petróleo, disminuyendo así el impacto ambiental. Este enfoque promete cambiar la forma en que se maneja el plástico, y resuelve un desafío global desde la innovación científica y tecnológica.

Una solución rentable y sostenible al problema de la contaminación plástica.

Apoyar esta innovación mexicana

“En el 2020 encontramos una aceleradora de negocios en Argentina —sí, allá donde el peso encabeza el ranking de las monedas más depreciadas en Latinoamérica—, que invertía en este tipo de proyectos, y nos financiaron con 200 mil dólares que utilizamos para el desarrollo de tecnología, la cual hemos concluido. Ahora hemos empezado con el siguiente proceso que es la parte experimental.

“Actualmente estamos buscando 1.6 millones de dólares para construir una planta que, con nuestra tecnología, reciclaría 500 toneladas de PET al año. En el modelo que proponemos no vamos a licenciar la tecnología, nosotros queremos operar, por lo cual nos hemos acercado a las empresas que producen los garrafones o cualquier empaque de PET, como Danone, FEMSA, Arca Continental, es decir, los grandes embotelladores del país”, reveló el doctor Rodríguez.

Empresas como Coca-Cola se han planteado el objetivo global de recolectar y reciclar el equivalente al 100% de sus envases para el 2030. “Un Mundo sin Residuos” (World Without Waste) es la nueva visión que la compañía apoya, junto con sus socios embotelladores, para lograr que sus empaques sean 100% reciclables. ¿Alcanzarán su objetivo en cinco años?

Iniciativas como la del doctor Eduardo Rodríguez podrían ayudar a cumplir esa meta y muchas otras, así como a cambiar el futuro de los plásticos y de nuestras vidas.

Emiliano Cassani
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