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Analgesia y cirugías: la otra cara

Analgesia y cirugías: la otra cara

por Paulina Seguí Vizcaíno | Feb 25, 2024 | Espejo, No. 8 Opioides

Habitamos un planeta vivo, donde existen miles de plantas, árboles, animales, insectos, hongos, microorganismos y seres humanos. A lo largo de la historia de la humanidad, botánicos y biólogos, entre otros científicos, han descrito alrededor de 374 mil especies diferentes de plantas. Esta clasificación nos sirve para conocer sus semejanzas y sus características y comprender sus efectos al comerlas, olerlas o estar en contacto con la piel.

Existe una familia muy particular, llamada Papaveraceae que, a su vez, tiene 44 géneros y 770 especies; a esta familia pertenece una planta en especial: Papaver Somniferum o adormidera, prima hermana de Papaver rhoeas o amapola.

La Papaver somniferum es una planta anual, esto significa que cada año se tiene que sembrar (como el maíz, calabaza y frijol), crece hasta 1.5 metros y su flor tiene cuatro pétalos que pueden ser blancos, rojos, rosados o violetas. El fruto es ovalado, de 13 a 27 milímetros de tamaño, y de él se obtiene un líquido blanquecino llamado opio (del griego opion, que significa jugo). Es una planta que se cultiva desde hace aproximadamente 4 mil años en el Mediterráneo oriental por sus efectos analgésicos e hipnóticos, y durante todos estos miles de años se ha utilizado en forma recreativa y médica.

El siglo XIX marca el comienzo de la química orgánica, se empieza a identificar y aislar los compuestos químicos de diferentes plantas y, por consiguiente, se conocieron los ingredientes de este jugo llamado opio. En 1805 el farmacéutico Friedrich Wilhelm Sertürner aisló la morfina (llamada así por el dios griego de los sueños, Morfeo), dando inicio a una nueva era para la analgesia médica.

A partir de 1970, el fentanilo se convirtió en un medicamento utilizado en todas las salas de operaciones; con menor dosis logró el mismo efecto que la morfina.

Durante todo el siglo XIX, diferentes farmacólogos e investigadores aislaron esos 20 alcaloides que hoy sabemos componen este jugo que produce sueño y quita el dolor. Además se inventó la aguja hipodérmica y se encontró así una vía de administración más rápida que la inhalada o tomada y, con esto, la morfina se convierte en un analgésico potente para quitar dolores intensos, pero que también produce somnolencia, adicción, baja la frecuencia respiratoria y cardíaca, pudiendo llegar a ocasionar hasta la muerte en dosis elevadas.

En 1960, el doctor Paul Janssenn sintetizó el fentanilo a partir de la morfina. Con esto, ya no es necesario esperar todo el ciclo de vida de la planta para obtener medicamento, sino que se puede producir en un laboratorio uniendo químicos.

A partir de 1970, en prácticamente todo el mundo, el fentanilo se convirtió en un medicamento utilizado en todas las salas de operaciones por ser más potente que la morfina, es decir, con menor dosis logró el mismo efecto. Desde los años 80, se han realizado investigaciones para poder administrarlo también por vía oral y dérmica, con la finalidad de reducir el dolor crónico, especialmente de pacientes con cáncer.

Los medicamentos que se utilizan dentro de un quirófano, terapia intensiva, urgencias y cualquier área de un hospital, así como los que se venden en las farmacias, se producen en laboratorios farmacéuticos bajo estrictos controles de calidad y seguridad. Cada uno de los laboratorios lleva un proceso ante la Secretaría de Salud para poder operar, y también cada uno de los hospitales.

La Cofepris (Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios) es una dependencia federal que se encarga de regular a laboratorios, farmacias, hospitales y consultorios médicos para que todos los procesos que se llevan a cabo en cada uno de estos lugares sean seguros y de calidad.

El fentanilo es un medicamento con potencial adictivo. Requiere de toda una infraestructura y personal capacitado para administrarlo de forma segura.

Como cualquier industria, la de la salud cuenta con rigurosos controles diarios, semanales, mensuales y anuales, para que todo ser humano que entra en contacto con ella se encuentre seguro. Y en el proceso de fabricación, distribución, almacenamiento y administración de cada uno de los medicamentos, no solamente del fentanilo, está claramente establecido cómo debe ser el desecho (en un contenedor adecuado) para no ser revendido. La eliminación correcta también es importante para no dañar al ambiente.

La administración de la anestesia, en México, se lleva a cabo por médicos que se especializan durante tres años dentro de hospitales de 2º y 3er nivel para poder ejercer como anestesiólogos(as). Algunos, además, cuentan con la especialidad de terapia intensiva, y un número cada vez más importante se subespecializa en cirugías específicas, como de corazón o cerebro, pacientes pediátricos o geriátricos, algología (clínica del dolor) y cuidados paliativos para el manejo de enfermedades que cursan con dolor crónico y dolor por enfermedades oncológicas.

Para poder ejercer la profesión con seguridad y calidad para el paciente, estos especialistas deben realizar trabajos de investigación o tesinas y además aprobar un examen para recibir la certificación y con esto asegurar que los conocimientos sean los adecuados. La certificación se actualiza cada cinco años ante el Consejo Nacional de Certificación en Anestesiología, A.C. con la finalidad de estar al día en los temas que competen a la profesión.

Todos estos médicos especialistas están facultados para administrar fentanilo a un paciente, vigilando continuamente la frecuencia cardíaca, la presión arterial y la frecuencia respiratoria, entre otros parámetros que se monitorean durante una anestesia. El fentanilo se administra para disminuir el dolor, actúa en receptores específicos del cuerpo para bloquear la señal que se manda al cerebro y entonces no percibir el dolor.

La adicción a este u otros narcóticos se da con el uso continuo, no por emplearlo en una cirugía.

Sin embargo, al realizar esta acción también se bloquean otros receptores que se encuentran en diferentes órganos del cuerpo, por lo que la frecuencia respiratoria disminuye, la frecuencia cardíaca se hace más lenta y a nivel cerebral se produce somnolencia. Es decir, un mismo medicamento actúa en diferentes partes del cuerpo, de órganos, de receptores a nivel químico y celular, produciendo diferentes reacciones.

De ahí la importancia de que el fentanilo endovenoso se administre bajo una estricta vigilancia médica especializada. Con parches y presentaciones orales, diseñadas para el paciente ambulatorio, sabemos que las dosis establecidas son seguras, después de años de trabajos de investigación en todo el mundo, realizados por equipos multidisciplinarios y estrictos controles de seguridad.

El artículo 226 de la Ley General de Salud, desde 2005, establece que la Cofepris otorgue un recetario especial para recetar fentanilo y cualquier narcótico, por lo que no todos los médicos tienen acceso a estas sustancias. Esta medida se implementó con la finalidad de reducir el mercado negro de sustancias legales. Comprar medicamentos de cualquier tipo en una farmacia es asegurar que lo que se obtiene es realmente lo que debe ser; comprarlo en un tianguis o a un particular es un riesgo por la caducidad, el lote e incluso la sustancia correcta.

El fentanilo es un medicamento con potencial adictivo que requiere de toda una infraestructura y personal capacitado para administrarlo de forma segura al paciente que lo requiere.

Si es producido por laboratorios regulados que cumplen con las leyes, distribuido en hospitales certificados que cumplen con esas leyes y administrado por especialistas, el fentanilo es un medicamento indispensable durante un acto quirúrgico. Separar lo legal de lo ilegal es fundamental para continuar brindando analgesia durante las cirugías.

Referencias:

Esteva de Sagrera, Juan (2005). El opio. Offarm, 24(10), 97-110.

Stanley, T. H. (2014). The Fentanyl story. The Journal of Pain, 15(12), 1215-1226. https://doi.org/10.1016/j.jpain.2014.08.010

Krishnamurti, C., & Rao, S. C. (2016). The Isolation of Morphine by SerTurner. Indian Journal of Anaesthesia, 60(11), 861. https://doi.org/10.4103/0019-5049.193696

Paulina Seguí Vizcaíno

Centro Médico ABC

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