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¿Realmente se aprovecha el agua disponible? Un balance hídrico

¿Realmente se aprovecha el agua disponible? Un balance hídrico

por Óscar Monroy Hermosillo | Ago 24, 2024 | Espejo, No. 11 Agua

Prácticamente desde la época colonial, la Ciudad de México manejó el agua sin ninguna consideración social, económica o ambiental. Se abastecía de fuentes prístinas cada vez más lejanas (desde Chapultepec, Xochimilco, Lerma y, actualmente, Cutzamala), y más recientemente de 910 pozos y las desecha, junto con el agua de lluvia que nos llega de los 25 ríos que alimentan el Lago de México, mediante emisores cada vez más insuficientes.

Hagamos un balance de agua hasta antes de la sequía 2023-2024. Del agua de lluvia (45 metros cúbicos por segundo [m3/s] como promedio anual), 5 m3/s recargan el acuífero, y 15 escurren por los ríos para ser eficientemente entubados y mezclados con aguas residuales, para ser conducidas a los distritos de riego en el norte de la ciudad, principalmente el Valle del Mezquital.

En total, el sistema de abastecimiento de agua potable (SAAP) se dota de 33 m3/s —equivalentes a 310 litros por habitante al día (L/hab.d)—. Estos se componen por: 13 m3/s provenientes de 910 pozos del acuífero; 13 m3/s del Sistema Lerma – Cutzamala (SLC), que son fuentes externas; 4.5 m3/s de Chalmita, Sta. Isabel y La Caldera, fuentes internas superficiales; más lo que se recupera de los ríos, principalmente del Magdalena.

38% del agua que llega al sistema de abastecimiento de agua potable (SAAP) se pierde en fugas.

En el SAPP se detectan 38% de fugas (12 m3/s), de las que 7 m3/s encuentran su destino en el drenaje, 4 se evaporan y 2 vuelven al acuífero. Del caudal que llega a las tomas industriales y domésticas (19 m3/s, 170 L/hab.d), 16 se desechan como aguas residuales,  de las que solamente se trata 3.3 m3/s a nivel secundario, para destinarse, a través de la red de agua tratada, al llenado de canales y lagos y al riego agrícola metropolitano y de áreas verdes.

En resumen, el caudal que se trasvasa del SLC equivale a los caudales no aprovechados de los ríos de la ciudad, y lo que se pierde en fugas. Solamente se trata y reúsa el 10% de lo que se suministra a la red. Nuestros drenajes conducen más agua limpia que residual, y el acuífero es sobreexplotado en 10 m3/s, que equivale a las pérdidas por fugas. Por ello es necesario reducir las pérdidas por fugas en el SAAP, incrementar la recarga natural del acuífero, tratar y reusar toda el agua residual, y recuperar los ríos de la ciudad.

Ahora bien, la distribución no es homogénea para toda la población: 25% de las viviendas no tiene servicio diario de agua, recibiendo entre 6 y 75 L/hab.d, y más del 40% recibe menos de 120 L/hab.d (Medina-Rivas et al., 2022).

Nuestros drenajes conducen más agua limpia que residual.

Tras la sequía de 2023, el manejo extractivista del agua, una de las causas del cambio climático, ha llegado a su fin. Debemos aprovechar la experiencia que se ganó en esta oportunidad para alcanzar la sustentabilidad y la distribución democrática.

Basándonos en la economía circular del agua, con soluciones basadas en la naturaleza, la segregación de efluentes y la descentralización de las plantas de tratamiento de aguas residuales, así como con la participación ciudadana en la elaboración de planes y en la toma de decisiones, es posible ajustarnos a las nuevas condiciones climáticas.

Para planear considerando las peores condiciones se necesita un modelo basado en la sequía que vivimos recientemente. Esto nos permitirá definir las acciones para, en un término de seis años, regenerar el 80% del agua residual para su reúso potable, y solamente usar agua del acuífero y del SLC con el fin de reponer su consumo y las pérdidas por evaporación y fugas.

Estar preparados posibilitará que el agua excedente forme parte de los caudales ecológicos y erradiquemos la fuerte presión que sobre la naturaleza hemos ejercido; es la oportunidad de recuperar los ríos y lagos de la ciudad lacustre y el agua para las cuencas del SLC.

Es posible ajustarnos a las nuevas condiciones climáticas basándonos en la economía circular del agua.

En esta prospectiva de balance se aplican las restricciones siguientes:

a) Es probable que tengamos un esquema de sequía permanente, por lo que tendríamos una lluvia de 4.4 m3/s en promedio anual (Servicio Meteorológico Nacional), una infiltración de 0.5 y un escurrimiento de 1.5 m3/s del que deberíamos retener e infiltrar al menos el 50%. 

b) La dotación por los sistemas Lerma y Cutzamala será únicamente de 1 y 4.4 m3/s, respectivamente, como llegó a estar durante la sequía. Mantener estos caudales es muy importante para permitir que se recarguen las presas, se beneficie a poblaciones de las cuencas del SLC, se restablezca el medio ambiente y se dedique el recurso que hoy se invierte en ese sistema ($16.7/m3 según Conagua y Banco Mundial, 2015) a recuperar las fuentes propias del Valle de México.

c) Mantener el acuífero en equilibrio no extrayendo más agua que la recarga media anual de 5 m3/s. Esto permitirá cerrar los pozos que causan más hundimiento en la ciudad.

d) La dotación doméstica objetivo será de 120 L/hab.día (17.2 m3/s), que equivale a distribuir democráticamente 12.8 y 1 m3/s para uso doméstico y no doméstico, respectivamente, a través de un programa que estimule el ahorro de agua mediante tarifas y dispositivos eficientes (ver anexo 1 en nuestro portal Web).

e) Reducir a 20% las pérdidas por fugas en el SAAP, que serían más controlables dado el avance en las mejoras a la red (reposición de tubería, sectorización, medición y control).

f) Tratar 80% del agua residual para reúso potable, utilizando los embalses del Valle de México y soluciones basadas en la naturaleza (ver anexo 2 en nuestro portal Web).

La Ciudad de México no se va a quedar sin agua, pues la que se recortó del Cutzamala por la sequía estaba en demasía por la ineficiencia en su uso y por el acaparamiento de los grandes consumidores que impiden una distribución democrática. Para alcanzar un esquema como este hace falta una Ley General de Aguas que reglamente la gestión sustentable y con participación ciudadana, para dar paso a un sistema que valore el agua como un bien colectivo para la convivencia y se elimine su valor mercantil, basado únicamente en el injusto sistema de concesiones pero sin ejecutar medidas de ahorro y reúso del agua.

Se necesitarían dispositivos ahorradores en los baños WC tipo Dometic, con 0.5 L/descarga, que separen la orina de la materia fecal. Con estos WC se puede ahorrar 10.5 L/hab.d con 3 descargas/hab día (Moreno et al 2024), comparándola con un WC “ecológico” de 4 L/descarga. Para la Ciudad de México representaría un ahorro de 1.12 m3/s con el beneficio adicional de segregar el agua negra y la amarilla para recuperación de nutrientes, que representa 80% del agua residual doméstica para un tratamiento rápido y fino.

Los dispositivos ahorradores, como las regaderas aireadoras o perlizadoras, mezclan el agua con aire y reducen el caudal de agua. Instalar regaderas permitiría un ahorro de 26 L/hab.d (2.77 m3/s para toda la ciudad) a un costo de 1.89/m3 ahorrado.

Los aspectos financieros de instalar estos dos dispositivos en los hogares se muestran en el cuadro A1.

Cuadro A1. Costos de instalación de WC y regaderas ahorradoras

Reúso potable para la Ciudad de México

Es el uso directo (RPD) o indirecto (RPI) de agua residual municipal tratada hasta nivel avanzado (TAv) como una fuente municipal de agua potable (EPA 2017). En el RPD el agua TAv, sola o mezclada con otra fuente de agua potable, entra a la planta potabilizadora. En el RPI el agua TAv, antes de entrar a la potabilizadora, pasa por un amortiguador ambiental (AA) que puede ser un embalse o un hemedal, en donde se diluye y mezcla con el agua ambiental; hay alguna degradación de micro-contaminantes por reacciones fotolíticas y biológicas.

Aunque el agua del AA puede salir de menor calidad que el agua de entrada, las principales funciones de los lagos como AA superficiales es dar certidumbre a la población que se toma de un agua que sostiene la vida acuática, e incluso es lugar de recreo. El cuadro A2 1 muestra los AA que tenemos disponibles en el Valle de México, a los que se debe sumar el área potencial de 14,000 ha del Lago de Texcoco.

Cuadro A 2.1. Amortiguadores ambientales en el Valle de México

Bibliografía

Conagua y Banco Mundial (2015). Cutzamala – Comprehensive diagnostics: Cutzamala – Diagnóstico integral. World Bank. https://documentos.bancomundial.org/es/publication/documents-reports/documentdetail/309801468189248037/cutzamala-diagnostico-integral

Cruz, C. F. M., Hermosillo, O. M., Thalasso, F., Camacho, O. T., & Vives, F. R. (2024). Toilet effluent separation and brown water treatment: Survey and initial feasibility testing in Mexico. Science Of The Total Environment, 922, 171281. https://doi.org/10.1016/j.scitotenv.2024.171281

Environmental Protection Agency & CDM Smith Inc. (2017). 2017 Potable reuse compendium. En United States Environmental Protection Agency (EPA/810/R-17/002). https://www.epa.gov/sites/default/files/2018-01/documents/potablereusecompendium_3.pdf

Hermosillo, O. M. (2013, 1 octubre). Manejo sustentable del agua en México. http://www.revista.unam.mx/vol.14/num10/art37/index.html

Medina-Rivas, C. M., Rodríguez-Tapia, L., Morales-Novelo, J. A., & Revollo-Fernández, D. A. (2022). Spatial inequality of domestic water consumption in Mexico city. Water Resources And Economics, 40, 100210. https://doi.org/10.1016/j.wre.2022.100210

Óscar Monroy Hermosillo

Universidad Autónoma Metropolitana

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