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De lo gracioso a lo macabro

De lo gracioso a lo macabro

por Carlos Román Zúñiga | Ago 27, 2023 | Espejo, No. 6 Eclipses

Las mitologías antiguas dieron a los eclipses solares un carácter mágico y tuvieron una importancia capital en épocas en las que religiones y gobiernos compartían el control de la sociedad. Algunas civilizaciones mesoamericanas definieron a los eclipses como marcadores de cambio de época e hicieron grandes esfuerzos por determinar sus efemérides. Los eclipses eran pruebas visibles de la lucha de las deidades en los cielos y predecirlos era conocimiento sagrado.

Hoy día los eclipses siguen siendo eventos llamativos, y en nuestra herencia cultural aún viven las creencias ancestrales, que se manifiestan como supersticiones. Para algunas personas dichas supersticiones no son más que pretextos de conversación o de humor, pero para otras siguen siendo creencias genuinas que no pueden tomarse tan a la ligera.

Algunas supersticiones se transmiten como parte de la historia oral de los pueblos y se dimensionan como convicciones, como elementos de pertenencia. Muchos mitos populares son adoptados y adaptados por las sociedades modernas; y también es común que las creencias sean, en muchas ocasiones, distorsionadas o exaltadas por los medios de comunicación, para generar atención.

El último eclipse solar total en México, ocurrido el 11 de julio de 1991, fue difundido en diarios, radio y televisión, medios que llegaban a todos los rincones del país. En ese entonces aún no existían las redes sociales y el Internet era una tecnología que apenas se comenzaba a desarrollar. La banda de visibilidad total cruzó nuestro país desde la península de Baja California, y pasó por la zona central, incluido el Valle de México. Se dieron charlas sobre el eclipse en escuelas de todo el país.

Algunas supersticiones se transmiten como parte de la historia oral de los pueblos y se dimensionan como convicciones.

Profesionales, estudiantes y entusiastas de la ciencia, maestros y comunicadores, difundieron información poniendo énfasis en la importancia de la observación segura del evento. Se explicó que los fondos de botella de coca-cola ahumados con hollín de queroseno no eran adecuados. Los vidrios de soldador del número 14 se agotaron en las ferreterías. Se repartieron decenas de miles de filtros de Mylar para la observación segura. Se mostró a la gente cómo hacer un proyector haciendo un agujerito de alfiler en una hoja de papel.

Aún así, hubo profesionales de la información que insistieron numerosas veces en decir a la audiencia que el eclipse era un fenómeno muy peligroso, que la gente corría tremendo riesgo de quedar ciega. El famoso comunicador Raúl Velasco, cuya influencia era notoria y que varias veces presumió su baja escolaridad como una medalla de orgullo, llevó a su programa Siempre en Domingo a varios autodenominados expertos, quienes advirtieron que la única manera segura de ver un eclipse, era por televisión. Además era más cómodo, decían. Casualmente, los comerciales anunciaban las botanas ideales para la ocasión.  

Los eclipses, así como los cometas, los halos solares, las centellas y otros fenómenos celestes, pueden impresionar mucho a quien los observa por primera vez. Así, es común que los fenómenos sean asignados a supersticiones, como avisos de eventos negativos. En 1991 hubo momentos difíciles para la nación como en cualquier otro año y, sin embargo, habrá quien asegure que la firma del Tratado de Libre Comercio, o la muerte del gran muralista Rufino Tamayo tuvieron algo que ver con el paso de la Luna sobre el disco Solar.

Los mitos sobre los eclipses son diversos. Algunos son producto de mala educación científica, como la creencia de que durante un eclipse adelgazaremos, porque la gravedad de la Luna y el Sol, alineados, nos jala por la cabeza, mientras nuestra Tierra nos jala por los pies. En la India, los gurús recomiendan ayunar en los eclipses, debido a que la luz solar no llega hasta el suelo y las enfermedades se propagan más rápido.

También, dicen, debemos proteger el dinero, ya que los eclipses solares coinciden con fuertes pérdidas en las bolsas de valores, afectando la economía del mundo. Para el evento del 11 de agosto de 1999, la empresa Goldman-Sachs contrató a la vidente inglesa Jane Bowles para saber si las acciones de la bolsa serían afectadas por el eclipse de ese año en Reino Unido. A más de 2 mil 300 kilómetros, bancos y bolsas en Marruecos cerraron sus puertas, “por si las dudas”. Luego se comprobó que no hubo movimientos fuera de lo común en los días anteriores o posteriores al evento.

Las supersticiones permean hasta los círculos más privilegiados de la humanidad.

Los mercados financieros tienen enormes dependencias subjetivas; guerras, declaraciones políticas y hasta ciertos resultados deportivos pueden afectar el movimiento de las acciones. No existen pruebas de que los eclipses hayan tenido mayor influencia de la que hoy tienen las frases insulsas en el Twitter (X). En todo caso se demostró que las supersticiones permean hasta los círculos más privilegiados de la humanidad.

Otros mitos no son tan banales. Hay uno que ha trascendido y se ha afianzado en la sociedad moderna, y no sólo en México. Se dice que si una mujer embarazada observa un eclipse, su bebé corre el peligro de nacer con un defecto. El antídoto: la madre deberá permanecer dentro de casa, evitar la luz dañina del fenómeno celeste y protegerse con un amuleto, que consiste en una cinta roja de la que colgará una llave de bronce. 

En algunos lugares se añade el uso de un péndulo que se hará oscilar sobre el ombligo. Así, semanas antes de un eclipse, es común la venta de amuletos de protección. En las mercerías se agotan los cordones y listones de color rojo. En las redes sociales pululan las noticias falsas y las advertencias.

En la sociedad moderna también hay maneras de tirar las supersticiones. Por ejemplo, durante el eclipse del 21 de agosto de 2017, en Estados Unidos, el hospital Jewish-Barnes de Washington, ofreció regalar una simpática camiseta y lentes solares conmemorativos a los niños que nacieran durante el evento. Contra lo esperado, un número inusitado de mamás decidieron programar partos por cesárea para poder ser parte del hype y tener el preciado souvenir. 14 bebés, todos muy sanos, nacieron durante el eclipse. El mito se derrumbó. Momentáneamente.

También está el caso de Dawn Getler, una mujer estadounidense que nació durante el eclipse total del 26 de febrero de 1979, y tuvo a su bebé durante el eclipse de 2017. Ninguna de las dos tiene problemas de salud.

Dawn Getler nació durante un eclipse solar el 26 de febrero de 1979 y su hija, Eclipse, nació en el evento del 21 de agosto de 2017. Ambas gozan de perfecta salud. Crédito: CNN (Cable News Network), y Greenville Health System, EE. UU.

Otra leyenda interesante, si bien macabra, es la de Jeffrey Dahmer, el “caníbal de Milwaukee”, un asesino serial que cometió 17 asesinatos violentos. Dahmer, hoy famoso por una serie de televisión de Netflix en la que se cuenta su historia, fue bautizado el 10 de mayo de 1994, durante un eclipse solar. Pero lo más curioso es que ese mismo día fue ejecutado por inyección letal otro criminal, John Wayne Gacy, alias “Pogo el Payaso”, quien mató a 33 personas en la década de los 70. Tanto Pogo como El Caníbal, asesinaban varones jóvenes. En redes sociales se armaron enormes discusiones sobre la tesis de que el espíritu de Gacy viajó en la luz especial del eclipse y poseyó al Dahmer infante en la pila bautismal para continuar sus fechorías.

El Sol y la Luna han brillado y brillarán sin importar las fechas de los calendarios o las acciones de la humanidad.

El Sol y la Luna han brillado y brillarán sin importar las fechas de los calendarios o las acciones de la humanidad. Hay tragedias y hay momentos felices que pueden, o no, coincidir con eventos astronómicos de todo tipo. Es posible que encontremos cientos de coincidencias curiosas, que relacionen personas o lugares durante todos los eclipses de la historia, en el pasado y en días futuros.

Es importante que, en la era de las redes sociales, que hoy día juegan un papel muy similar al que jugó la televisión hace tres décadas y que proveen tanto información como desinformación, sepamos distinguir entre aquello que vale la pena aceptar como cierto y las creencias que benefician a otros. Disfrutemos de los eclipses en México como lo que son: raros y hermosos eventos naturales.

Carlos Román Zúñiga

Instituto de Astronomía, UNAM

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