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Observar, experimentar y preguntar. Ciencias en educación básica

Observar, experimentar y preguntar. Ciencias en educación básica

por Ramón Barbosa Salazar | Jun 27, 2025 | Espejo, No. 15 Sembrando ciencia: curiosidad y aprendizaje

¿Debemos enseñar ciencia? Por supuesto, pero conviene recordar que existen diferentes imágenes de la ciencia en la sociedad. En este texto se considera la imagen pedagógica, es decir, la ciencia vista como actividad humana, como un quehacer creativo mediante el cual se buscan respuestas a interrogantes sobre la naturaleza de forma gradual y estructurada.

La escuela es un área privilegiada para el aprendizaje donde se busca crear una atmósfera de enseñanza-aprendizaje que puede y debe ser enriquecedora para todos los involucrados. Todo aquel que participe en este proceso educativo tiene la oportunidad de aprender.

La enseñanza de las ciencias en preescolar debe:

  • Aprovechar la curiosidad natural de los niños para orientarla e incentivar su interés por preguntar y descubrir.
  • Realizar actividades en las cuales los niños interactúen con materiales y fenómenos naturales inofensivos que permitan generar preguntas y encontrar respuestas satisfactorias, en un ambiente motivador.

En la enseñanza de las ciencias en primaria se busca:

  • Que los niños se hagan conscientes de sus propias ideas y tengan acceso a las de los demás para compararlas.
  • Que apliquen ideas (propias y de sus compañeros) a la resolución de un problema o situación.
  • Orientarlos a indagar y reflexionar críticamente sobre cómo las ideas han de ser sometidas a comprobación y, al adquirir nuevos conceptos, lograr su alfabetización científica.
  • Guiarlos para que comprendan cómo se aplica el conocimiento científico en la resolución de problemas que atañen a la sociedad.

La frescura y el entusiasmo de los niños de preescolar y primaria para aprender sobre el entorno, permitirán que pasen a nuevos niveles educativos con su curiosidad natural enfocada a métodos de indagación fructíferos.

Los profesores deben organizar actividades que estimulen a los alumnos a aprender, además de estar accesibles y atentos en todo momento, monitorear los avances del grupo o de alumnos específicos y detectar las dificultades u obstáculos que se presenten. Un buen profesor de ciencias propone situaciones de aprendizaje variadas y estimulantes, sin buscar imponer un conocimiento fijo y contagiando a los niños el interés por los fenómenos naturales.

Aprovechar la curiosidad natural de los niños para orientarla e incentivar su interés por preguntar y descubrir.

Hay diversos factores a considerar en la enseñanza de las ciencias, como actitudes, ideas previas y habilidades. Una actitud es una tendencia aprendida a responder a personas, situaciones u objetos en una forma positiva o negativa. Las actitudes hacia la ciencia determinarán el tipo de enfoque y actividades que el profesor debe sugerir a los alumnos. En educación preescolar los niños tienen, en general, una actitud positiva hacia la ciencia.

Los alumnos tienen en sus mentes ideas previas sobre hechos particulares, lo cual puede ayudar o limitar la adquisición de nuevos conocimientos. ¿Qué hacer con esas ideas? Dependiendo del caso, se debe buscar que el alumno refuerce, modifique o cambie sus concepciones de acuerdo con su nivel de desarrollo cognitivo. El cambio conceptual se da cuando el alumno modifica o refuerza sus ideas iniciales y las sustituye o enriquece por otras más estructuradas y de mayor validez científica.

El quehacer escolar en ciencias promoverá habilidades y competencias como: preguntar, indagar, observar y clasificar, plantear hipótesis, comprobar mediante la experimentación, registrar e interpretar datos, concluir y comunicar los resultados a otros. La ciencia no siempre empieza con la observación, sino con preguntas generadas por la curiosidad que depende de las ideas y conocimientos previos que cada persona tiene.

En lo posible, debe evitarse realizar experimentos donde los alumnos sean simples espectadores para buscar su asombro. Es necesario que participen en la actividad, manipulando materiales pertinentes e intercambiando ideas con sus compañeros y docentes.

La buena educación en ciencias es una oportunidad para comprender mejor las implicaciones sociales que involucran el conocimiento en áreas como: ecología, cambio climático, nutrición y salud, extinción de especies, exploración espacial, impacto tecnológico, etc. No pretendo desalentar a docentes, padres e interesados, sino todo lo contrario, los animo a embarcarse en una aventura gratificante y emocionante, junto a los niños y, ¿por qué no?, continuar aprendiendo ciencias. 

Ramón Barbosa Salazar

Consultor en enseñanza experimental de las ciencias

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