Arquitectura para restaurar sistemas sociales, ambientales y urbanos

Piensa un momento: ¿cómo es posible conectar la historia de una comunidad con sus necesidades, y aprovechando sus recursos naturales? A través de la arquitectura sustentable, y Loreta Castro Reguera Mancera sabe hacerlo muy bien.

Nació en la Ciudad de México, y ha desarrollado el arte de lograr que dialoguen criterios que parecen no converger armoniosamente, como el espacio público, la estética y la protección al medio ambiente y sus recursos.

Supo que quería ser arquitecta desde muy joven, después de conocer el Duomo de Florencia, Italia, en específico, la espectacular cúpula que diseñó Brunelleschi. Para Loreta, la parte más emocionante de ser arquitecta es que su profesión transforma la manera en la que se ve el mundo: “te permite acercarte a la tierra desde la comprensión de los modos de habitarla, y plantea posibilidades para imaginar nuevas maneras de hacerlo”.

Ser arquitecta es una profesión transforma la manera en la que se ve el mundo.

En la mayoría de sus proyectos, propone opciones para el manejo y recuperación del agua, ese líquido vital que continuamente se desperdicia o desaprovecha. De esta manera, el agua se puede captar, limpiar (tratar) e infiltrar a los mantos acuíferos desde lugares de convivencia social. Así, el proceso se vuelve visible e importante, pues forma parte de la comunidad.

Adicionalmente, ella busca soluciones con una perspectiva de largo plazo, basando el diseño arquitectónico en cómo se verá y funcionará dentro de varias décadas. Junto con José Pablo Ambrosi fundó en 2010 el despacho de arquitectura ‎Taller Capital, cuya materia prima es la ciudad, y sus herramientas principales el espacio público y la vivienda‌.

Estudió arquitectura en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), realizó una maestría en la Accademia di Architettura di Mendrisio, Suiza, y un máster en arquitectura y diseño urbano en la Universidad de Harvard, del cual se graduó con honores. Ha sido galardonada con diversas becas y premios, tanto por su trayectoria como por su trabajo independiente.

‌Loreta ofrece este consejo para las niñas y jóvenes con interés por estudiar esta carrera: “La arquitectura y ser arquitecta es una manera de vivir, mucho más allá que una profesión. ¡Sepan que está llena de posibilidades maravillosas para establecer complicidades entre el territorio y quienes lo habitamos!”, concluyó.