El Istmo de Tehuantepec, angosta franja de tierra que une los océanos Pacífico y Atlántico en el sureste de México, es mucho más que un simple accidente geográfico. A lo largo de su historia, esta región ha sido un puente entre diversas culturas, un crisol donde se han fundido tradiciones indígenas, españolas y africanas, dando lugar a una rica y compleja identidad cultural.