¿Vives cerca de las playas de Quintana Roo o Campeche? ¿O tal vez has ido de vacaciones a esa zona del Caribe mexicano? Entonces muy probablemente te has encontrado con sargazo cuando vas a la playa, esas algas pelágicas que hace unos 15 años comenzaron a llegar a México en mayores cantidades.
La llegada de sargazo a las playas no es un fenómeno nuevo, pero sí lo es su llegada en exceso. Afortunadamente, son muchos los sectores que han puesto manos a la obra para entender, contener y buscar soluciones al problema, como los gobiernos en todos los niveles, la academia, el sector hotelero, la industria privada y las organizaciones de la sociedad civil.
Una iniciativa donde la ciencia es la protagonista de la colaboración.
Para sumar esfuerzos, se han creado grupos de trabajo como el del proyecto Fondo Equipo Francia (FEF) Sargazos, propuesto por la Embajada de Francia en México y operado por la representación del IRD en México (Instituto de Investigación para el Desarrollo), en colaboración con la Agencia Espacial Mexicana y el Centro de Investigación y de Estudios Avanzados (Cinvestav) Mérida.
Su objetivo es responder a una triple necesidad: 1) Realizar un mapeo de todos los actores implicados en la lucha contra el sargazo en México. 2) Realizar un diagnóstico de los conocimientos científicos para determinar vacíos en la información, guiar líneas prioritarias, y orientar a tomadores de decisiones. 3) Orientar las políticas públicas de manera positiva, haciendo hincapié en los impactos (ambientales, sociales y económicos) del sargazo, en particular sobre sectores vulnerables.
Los días 5 y 6 de marzo de 2025, en la Ciudad de México, se reunieron los involucrados del FEF Sargazos en un seminario en el que revisaron sus principales avances y sus mayores retos.
Un asunto transnacional
Durante el acto protocolar con los titulares de las instituciones que conforman el grupo de trabajo de este proyecto, Delphine Borione, Embajadora de Francia en México, dio la bienvenida a todos los participantes en este importante esfuerzo de colaboración franco-mexicana. Olivier Polvre d’Arvor, Embajador francés para los asuntos Marítimos y de los Polos, expresó que “es necesario construir una verdadera alianza para proteger los océanos de forma sustentable. Conozcamos el recurso antes de explotarlo, y pasemos a la acción para producir soluciones de industrialización que respondan al problema en las zonas más afectadas. El momento es ahora”.
En representación de Alberto Sánchez Hernández, Director General del Cinvestav, Eduard de la Cruz-Burelo, Jefe del Departamento de Física, recalcó la importancia de identificar las lagunas de conocimiento, los actores clave y la infraestructura necesaria que permitan evaluar qué beneficios podemos obtener al transformar el problema. Adán Salazar, Director de Área en la Agencia de Transformación Digital y Telecomunicaciones (ATDT), dijo que es tiempo de unir esfuerzos entre los países afectados, valorar y buscar soluciones, así como desarrollar tecnología en conjunto.
De izquierda a derecha: Olivier Polvre d’Arvor, Embajador francés para los asuntos Marítimos y de los Polos; Delphine Borione, Embajadora de Francia en México; Juan Luis Díaz de León, Subsecretario de Tecnología e Innovación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti).
Como bien apuntó Fabiola Santo Narváez, Directora de Política de Cooperación, Foros y Mecanismos de la Agencia Mexicana de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Amexid), FEF Sargazos es una “iniciativa donde la ciencia es la protagonista de la colaboración”. En su intervención, Camila Zepeda Lizama, Titular de la Unidad Coordinadora de Asuntos Internacionales de la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (Semarnat), recordó que se trata de un problema problema social, ambiental y económico, pero ya hay un avance significativo y México sí cuenta con infraestructura para aprovechar las grandes cantidades de sargazo. Agregó que se reforzará el acompañamiento científico desde la Semarnat.
Ante la ley, el sargazo no es contaminación ni basura.
Para cerrar el acto protocolario, Juan Luis Díaz de León, Subsecretario de Tecnología e Innovación de la Secretaría de Ciencia, Humanidades, Tecnología e Innovación (Secihti), enfatizó que “la ciencia y la tecnología deben estar en el núcleo de la gobernanza, y las nuevas políticas públicas deben basarse en el conocimiento”. Con el trabajo multilateral se podrá convertir este fenómeno en una oportunidad, evitando duplicidad de esfuerzos.
Conocer y atacar todos los frentes posibles
A lo largo del seminario, los investigadores involucrados presentaron sus avances en diversos frentes. Por ejemplo, se han medido los impactos socio ecológicos de las arribazones de sargazo, para conocer los efectos directos e indirectos en las especies, comunidades biológicas, condiciones ambientales, etc. Los impactos no pueden generalizarse, por lo que es clave realizar evaluaciones multifactoriales para comprender mejor las transformaciones socioambientales y la resiliencia de las comunidades.
Se ha detectado una falta coordinación entre los niveles de gobierno y entre regiones para el uso y manejo integral del sargazo, así como la necesidad de socializar información respecto al fenómeno con las comunidades afectadas, en el lenguaje adecuado. Además, el sargazo vivo necesita protección. Ante la ley, no es contaminación ni basura, y no se han definido aún los derechos para su uso. Es un tema transfronterizo que requiere coordinación, por lo que es preciso diseñar el marco legal específico para sargazo.
Afortunadamente, hay muchas tecnologías, técnicas y protocolos para monitorear el movimiento del sargazo, para estimar biomasa, distribución, velocidad de movimiento, etc. Ahora es fundamental compartir y estandarizar datos entre instituciones; y el acceso libre a esa información debe ser prioridad.
Aunque ya se han encontrado, con éxito, diversas formas de procesar y aprovechar el sargazo, para la industria se han generado muchas falsas expectativas respecto a sus posibles usos. Son muchos retos, por tratarse de un recurso que se mueve, por ejemplo, el transporte cambia su calidad. Tampoco se ha determinado el impacto ambiental cuando se saca del mar. Al final de cuentas, reflexionaron los participantes, lo más importante es sumar esfuerzos entre investigadores y la industria.
Tu granito de arena hará la diferencia
Y los ciudadanos, ¿qué podemos hacer? Nosotros y nuestros hábitos somos parte del problema que ha originado el cambio climático y, por ende, el exceso de sargazo pelágico, por lo que puedes empezar por ir modificando tus hábitos de consumo, reciclando o reutilizando la mayor parte posible de tus desechos.
Lo importante es convertir este fenómeno en una oportunidad, evitando duplicidad de esfuerzos.
Participar en proyectos de ciencia ciudadana también es una buena idea. Por ejemplo, puedes colaborar con los investigadores que llevan un registro fotográfico de la presencia de sargazo en las playas, enviándoles imágenes de la zona.
Si vives en la zona afectada, apoya o únete a las organizaciones de la sociedad civil que tienen proyectos para limpiar las playas, educar a los niños, o para aprovechar el sargazo. Involúcrate con las comunidades para conocer sus necesidades.
Mientras tanto, los expertos y los gobiernos seguirán avanzando para comprender y atender esta situación de las mejores formas posibles.
Fotografías por Diciembre Aguilar.